lunes, 19 de marzo de 2012

La ducha

Me gusta cantar en la ducha. Mi voz resuena en todo el espacio, por muy susurrado que sea el canto. Corre fácil por las superficies lisas y pulidas, sin tropezarse en nada. Al tiempo me enjabono con energía, no rabiosa, pero sí liberadora, hasta quedar limpia y suave, como si estrenase piel. Y al acabar, me respiro hondo y me embriago de los aromas que desprendo: a frescor de jardín, a rocío de verano, a humedad tibia. El agua muy caliente me ha dejado blanda y dúctil, como figura de barro recién amasada.

Envuelvo mi cabello mojado en turbante en forma de caracola y me contemplo en el espejo. Sí. Esta de ahora soy yo. Sin afeites, sin maquillajes. Soy yo en mi más pura esencia.

1 comentario:

  1. Agua caliente y vapor para dilatar los vasos sanguíneos y relajar los músculos y las articulaciones.

    La sangre y el calor fluyen a la superficie del cuerpo y de su piel se desprenden pequeñas columnas de vapor que transporta esa esencia suya hasta una nube, que llueve sobre mi...

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