Hay días que me gusta urgente, rápido, sucio. Aquí te pillo, aquí te mato. Sin contemplaciones. Noto esa mirada tuya quemándome la piel y mis nalgas ya tiemblan. Saben que empezarás por ellas. Las sujetarás firmemente, me arrimarás a la pared y me bajarás las bragas, para después encajarme en ti. Yo un abrigo que cuelgas en tu percha. Los besos serán lenguas de lava que recorrerán mi boca y mi cuello mientras ondas sísmicas me sacuden entera. Una erupción que será rápida y devastadora. Espero el magma que ascenderá con desesperada urgencia y estallará dentro de mí abrasándome, convulsionándome. Quedaré arrasada. Satisfecha.
Me sugiere llamar a una puerta, digamos, de un despacho. Que la abras. Que yo la cierre. Que te aplaste contra ella, levante tu pierna, aparte tu tanga y deje caer mi carne dentro de ti sin contemplaciones hasta arrancarte un grito.
ResponderEliminarY, al terminar, con toda la educación del mundo, decirte: "Buenos días. ¿Puedo pasar?"