viernes, 17 de febrero de 2012

Servida para dos

Un comedor con encanto, una mesa rectangular, un mantel blanco. Una mujer servida.

Dos hombres, uno a cada lado de la mesa. Copas de cava. Servicio de Limoges y plata antigua.

Sobre la piel de ella, inmóvil, estática, hojas de parra verdeoscuro hermosamente dispuestas soportan nidos de hojaldre rellenos de gulas, y canapés de huevas de salmón y de caviar.

Los brazos delgados y bien hechos a lo largo del cuerpo, con las manos extendidas, las palmas hacia abajo.

La decoración complementaria: escueta, sencilla. Un adorno de orquídea blanca realza su escote, otro cubre su pubis a medias.

Las notas de color las ponen sus labios y uñas de pies y manos, pinceladas de rojo carmesí. El negro intenso del caviar y el cristalino naranja salmón.

El pelo moreno y lacio brilla recogido en un moño bien atirantado, que le da un aire de bailarina, igual que sus piernas delgadas de gemelos bien tonificados.

Ellos charlan amigablemente, en apariencia distraídos y desafectados de esa presencia, pieza de lujo, simple adorno.

Permanece inmóvil, como le han ordenado, con la vista fija en el techo. Pendiente de respirar con cuidado para que no peligren los bocados dispuestos en su vientre.

Cada vez que la mano de uno de ellos se aproxima a tomar un pedazo, su corazón desacelera. Nota la sangre enlentecerse en sus venas cuando hay un leve roce con su piel. La conversación se detiene. Todo para. Su cuerpo, imperceptiblemente, se tensa. Ahora alguno se dirigirá a ella... una caricia templará su cuerpo aterido... pronunciarán su nombre, admiraran su figura...

No. Retoman el tema que habían dejado. Sigue escuchándolos durante tiempo y tiempo. Una lágrima asoma y rueda por su cuello, lenta, sorda. Agua de amor, de angustia, de entrega. Agua de felicidad que derrama ella.

3 comentarios:

  1. Lo dulce, que siempre es lo que más gusta y por lo que más ganas se hacen, vive con la tortura de esperar a que llegue el final...

    ResponderEliminar
  2. Ser uno de los comensales implica el riesgo de sufrir un grave epidodio de sindrome de Stendhal. Los poco documentados afirman que ese sindrome es producido por la belleza, lo cual sólo es cierto en parte.

    La belleza es uno de los desencadenantes del síndrome, y es imprescindible, pero si leemos la primea descripción de los síntomas que hace el própio Stendhal vemos que dos son las condiciones: "...había llegado a ese punto de emoción en el que se encuentran las sensaciones celestes dadas por las Bellas Artes y los sentimientos apasionados..."

    Sentimientos apasionados frente a la belleza extasiante,... belleza y pasión. La estática belleza de ella que estimula una pasión que ellos se empeñan en amordazar. Ellos pretenden simular que la devoran a ella, cuando en realidad la pasión que ella causa ya los está devorando por dentro.

    ResponderEliminar
  3. QuéMásQuisiera ella que poder provocar el síndrome de Sthendal... Hermoso sueño ese

    ResponderEliminar