martes, 21 de febrero de 2012

Una de amor. Puro amor

Y llegué. Llegaste. Con mi sonrisa recién bañada en salitre. Mi charla apasionada. El camino de la gloria medio andado. La casa comprada. El vestido buscado. Y me topé con tus ideas locas, absurdas, que me desmontaron por dentro, me deconstruyeron toda. Esa mirada ansiosa del que espera ya desquiciado, pero aún así limpia, honesta. Esa mirada era un taladro.

Y reímos, enfatizamos, casi gritamos. Nos pisábamos al hablar, nos atropellábamos, de puro nerviosos, de tan apurados. El tiempo se hacia inútil. Aquella galería inundada de luz era sólo antesala. Antesala de qué, nos preguntábamos. Antesala del vértigo, de la felicidad angustiosa, del no saber adónde y pese a todo tenerlo claro.

En apenas una hora sabíamos todo y nada el uno del otro. Allí estábamos, frente a frente. Pasmados ante la evidencia de que, al fin, nos habíamos encontrado.

1 comentario: