domingo, 12 de febrero de 2012

Cariño, dijo ella

Faltaban pocos días para su 17 aniversario de bodas.

Cuando acabaron de cenar, como tienen por costumbre, quedaron un rato charlando. Los platos del postre aún por recoger, las migas de pan sobre el mantel. Él, su taza de té verde; ella, su vaso de vino blanco.

- Cariño. Este año ya sé qué quiero que me regales por nuestro aniversario. Me gustaría una fantasía hecha realidad: tú-yo-el violinista.

Él apoyó su taza, la miró a los ojos desconcertado. Ella escrutaba su rostro en busca de respuesta. Se sostuvieron la mirada en silencio, casi un minuto. Él rompió a reír y la mirada expectante de ella se tornó pícara y divertida.

Se besaron largamente.

Él sólo preguntó: dime porqué.

Sólo sexo. No lo puedo evitar- dijo ella.

2 comentarios:

  1. Lo primero que me vino a la mente fue aquello de Dumas, que las cadenas del matrimonio son tan pesadas que a veces son necesarias tres personas para llevarlas, pero hubiera sido un recurso facilón y, sobretodo, hubiera sido una apreciación errónea. Llevo un rato dándole vueltas al concepto 'el doble' aplicado a los maridos, algo así como 'si te pide el doble dáselo, es que te quiere el doble'

    ResponderEliminar
  2. Qué bonito, coño! Y qué bien lo ha pillado Ud.! Hágame un favor: no vuelva a infravalorarse. Besos y gracias

    ResponderEliminar