Seré tu esclava una vez más, tu sierva, tu leal lacaya.
Haz de mí lo que desees. Suéñame como tú quieras, y después moldéame.
Porque me posees por completo, en cuerpo y alma. Para siempre, desde siempre.
Una vez, hace ya mucho, me dijiste con el verbo de Baudelaire:
[Cuando te sientas oprimida por una irresistible desazón, solo entonces, esclava reina que me amas, podrás decirme: "Aquí me tienes, mi señor, soy igual a ti"]
Y aquí estoy. Junto a ti. Como tú siempre me quisiste. Como yo siempre me quise.
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