martes, 21 de febrero de 2012

Dibuja mi piel

Te entrego mi piel entera. Lienzo en blanco para ti. Quiero que la dibujes, que escribas palabras. Que grabes tu nombre, dejes tu marca inconfundible. Que firmes una y mil veces en ella.

Usa todos los colores, según te apetezca. Gris en los días de lluvia y niebla. O mejor naranja luminoso que nos traiga a la cama sol, playa la tarde entera. Negro para tus pensamientos más oscuros y perversos. Verde musgo en mi monte de Venus. Rosa claro en mis pezones, que rompa su sabor a chocolate negro. Pinta de amarillo las dunas de mis pechos.

Dame la vuelta. Grafitea mi espalda. Llégame hasta el cuello. Y allí deja rojo sangre, y luego bébela, hasta la última gota. Vacía mis venas hasta dejarlas secas.

Y cuando te hayas cansado, cuando tu mano de artista ya no sepa, llévame a la bañera. Bendíceme con tu agua en ella.

2 comentarios:

  1. Dibujos invisibles, trazados siguiendo cada rincón y accidente de tu geografía, definiendo curvas, hundiéndose en valles y alzándose en promontorios. Diseños etéreos salidos de las yemas de los dedos y de los labios.

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  2. Me ha hecho dudar por un momento,... Dónde está el arte, en la obra o en las manos del artista? Pero luego me he dado cuenta de que el arte se oculta hasta que lienzo y manos alcanzan una secreta armonía que hace que todo trascienda. De las similitudes entre el arte y el sexo cabe deducir que su sensibilidad artística es sólo equiparable a su refinamiento en los placeres

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