Esa mano que me sorprende, me pilla a traición, me licúa de golpe. De pronto mi jardín florece, mis girasoles se orientan hacia ella: sol que calienta duro. Mi ser la busca.
Esa mano que hurga, descubre, investiga. Esa mano espeleóloga, que se adentra en lo más profundo, allí donde no llega la luz, pero sí el deseo... Arriésgate, coge tus cuerdas y adéntrate en mí. En el interior te esperan muchas sorpresas, muchos mundos por descubrir.
Esa foto invita a investigar, desde luego. Tu texto me asegura que encontraré además un tesoro
ResponderEliminarOrdenes son para no desobedecerlas, imperativamente se titula que no se niega la mano ni el resto...
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