viernes, 4 de mayo de 2012

Casi un busto griego

Te parece un busto griego? No lo es. Nada más lejos de la escayola o el mármol. Late caliente, se le eriza el vello, que quiere hacerse presente y desea que lo roces con las yemas de tus dedos. Si sabes hacerlo a la distancia adecuada, conseguirás que se electrifique. Otros relieves más evidentes te llamarán a gritos, reclamando tu atención. Pero será el suave terciopelo que cubre mi piel el que, con susurros, acabará atrayéndote irremediablemente. Y al final ninguna otra cosa distraerá tu mano, que será esclava de recorrerme infinitamente.
Nunca menosprecies el poder de las pequeñas cosas.

3 comentarios:

  1. Calor de piedra y frío de piel. Suavidad y formas para observar primero, acariciar a continuación y estremecer al final.

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  2. El busto, a pesar de representar una parte del cuerpo, no se considera un fragmento parcial de una obra, sino que es, en sí mismo, la obra completa. Que difícil es mantener la mano alejada, saber guardar la distancia. ¿Cual debe de ser la distancia exacta entre una mano y un busto para que un arco eléctrico ilumine la noche?

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