Estaba muerta. Sin fuerzas ya. Exhausta. Y ahora revive. Trae consigo los sueños almacenados en su mente durante ese letargo. Su menudo cuerpo está cubierto de polvo dorado. Al levantar el vuelo, su brillo caerá sobre vosotros y os llevará a un trance de sensual fantasía, donde vivir felices, en otra dimensión: la de nunca jamás
Campanilla, como todas las hadas, sólo puede vivir si creen en ella. ¡Larga vida a Campanilla!
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