domingo, 3 de noviembre de 2013

UNA BURBUJA DE TIEMPO


Me gusta que me mires mientras me muevo desnuda por el cuarto recogiendo mi ropa. Como si no fuese a irme nunca, como si siempre hubiese estado. Me miras como si fuese tuya.

Paro un momento para plantarte un beso y tú te quedas muy quieto, con la sonrisa detenida, abrazado a ese instante que queremos eterno.

Me pongo las bragas y siento que no tienen principio ni fin, como todas las cosas que nos rodean. Sólo la luz se mueve, y se apoya en ti y en mí y en esa horrible colcha. Una burbuja de tiempo, frágil y hermosa como una pompa.

domingo, 6 de octubre de 2013

Hoy en la sauna me he tocado pensando en ti. Y se me confundían el olor a madera caliente, la humedad de mi piel y tu voz.

Olía ya a orgasmo claustrofóbico cuando me interrumpieron, y un pequeño pánico inundó mi útero. Era un pánico de lo no acabado, de lo pendiente, de lo que urge y no tiene espacio ni tiempo.

Ese orgasmo está ahí guardado, puedo sentir su latido constante. Tira de mí hacia dentro, conecta mi vagina con mi ombligo y con mi ano. No ruge aún, pero se prepara; muy quieto va creciendo, esperando a poder salir.

miércoles, 4 de septiembre de 2013

Todo y nada

Se ocultaba tras una rosa que traía para mí.  No quiso asomar. Lo justo para que yo comprendiese, y no comprendí. Nunca lo hago, esa es mi firma: la mujer que todo lo entiende sin llegar a entender.

Me prendé de su perfume, cómo no. Soy presa débil ante el olor de lo insinuado. La potencia sin acto. Todo lo imaginable, todo lo posible, y al mismo tiempo la nada. Nada. Nada hay más perfecto, dicen. Nada es lo que yo tengo. Todo y nada. Nada. Vete. Fuera de mi cabeza. Y llévate tu rosa inmarcesible.

martes, 25 de junio de 2013

Tu sexo ronronea esta mañana y mi mano lo busca en silencio para frotarse como una gata.

En la cocina la cafetera y el perro tosen y la espuma de la leche se derrama.

De pie, junto a la cama, tus ojos se entrecierran y los míos se abren mucho para abarcar todo tu gesto, que crece y se desfigura hasta perderse.

martes, 4 de junio de 2013

Sus cosas en tu bolso.


Te empluma sus cosas en el bolso: su tabaco, su móvil, sus llaves de casa. No espera a tener confianza para hacerlo, te las cuela desde el primer momento, con la naturalidad y el desenfado de quien lo espera todo de la vida, porque la vida le debe algo.

Eso tiene que venir de casta, estoy convencida; no puede ser un rasgo que aparezca espontáneamente, al azar. Y es ese toque el que distingue a los salvajes de los civilizados; esa cualidad que Scott Fitzgerald supo definir tan bien: la estúpida despreocupación con que los Tom y Daisy de la vida te hacen la jodienda como si nada, sin mirar atrás siquiera porque apenas se han parado a pensar en ello.

Pero es precisamente ese aire de genuina inconsciencia el que nos anula a los pobres diablos civilizados que jamás le colocaríamos a nadie nuestra carga. Nos produce un pasmo inicial, una especie de perplejidad que nos impide pensar, y mucho menos reaccionar. Hasta que empiezas a advertir que ya no se trata de sus cosas o de tu bolso. Ya son sus provocaciones gratuitamente estúpidas, o su aire de infundada suficiencia, o su mundana calma ante tu dolor lo que intentan colarte.

Es entonces cuando te das cuenta de su triste condición y te apenas por ellos. Por todos esos Tom y esas Daisy que necesitan no ser conscientes de los demás para poder sentirse un poco dueños de sí mismos.   

lunes, 27 de mayo de 2013

Me pregunto qué hay tras esa mirada de intensidad indiscreta y tozuda. Sé que en ese cerebro encerrado en un cráneo perfecto hay ya un camino por el que paseo a mis anchas, subida a unos tacones de los que no quieres bajarme, quizás por temor a que descalza, sigilosa, pueda colarme en algún cuarto prohibido. Mi curiosidad te asusta, y te apresuras a cerrar todas las puertas para que no mire tras ellas. Pero es la mujer desnuda la que está frente al hombre, no hay por qué tener miedo.

jueves, 23 de mayo de 2013

A través del cristal de una copa de vino

A través de cristal de una copa de vino, así te vi por primera vez. Tú a un extremo de la barra, yo al otro, y entre los dos una curiosidad que acortaba la distancia y alargaba el tiempo. El resto de la gente, el ruido de la cafetera, el trasiego del camarero se fueron marchando, de uno en uno. Hasta quedar solos tú y yo, sosteniendo en una mano la copa y en la otra un pulso de miradas, tentando, por qué no, al destino.

martes, 23 de abril de 2013

Fracasaron enseñándome a ser discreta

Intentaron enseñarme a ser discreta. Fracasaron. Intentaron enseñarme a ver la vida de un color amable, y lo consiguieron sólo a medias. No contaban con mi obcecación y con esa tediosa manía de la realidad por vestir de oscuro.

Porque siempre hay algún cretino que viene a demostrarte con contundencia ofensiva que eso no son flores, son berzas del campo, y que todo aquello en lo que ingenuamente buscas poesía y belleza, no es más que un contratiempo para otros, o aún peor, una tontería.

Y cada vez derrotada por las pruebas, en lugar de callarme, que es lo que debiera, como no fueron capaces de enseñarme a ser discreta, lo digo alto y claro, con la absoluta convicción de que no es el problema de otros, sino mi problema.

domingo, 21 de abril de 2013

Olvida que me quieres

- Haz una cosa: olvida que me quieres.
- Y eso cómo se hace?
- Prueba a pensar que no soy yo.

Entonces, toda la furia contenida se desató al fin.

Tras acabar, subí las escaleras sintiéndome una zorra y una princesa.

sábado, 20 de abril de 2013

Fumo

Porque me consumo, o para no consumirme, o para hacerlo antes, más rápido, pronto.

Fumo como solución de continuidad, de transición; para pasar de una sala a otra sin preguntas, de una conversación a otra. La mejor excusa es un cigarrillo.

Ahora, además, fumo para rebelarme, por dignidad, por no doblegarme. De terraza en terraza, pasando frío, con la frente muy alta y el pulmón muy maltrecho.

Con la consciencia del que se sabe libre aunque idiota.

Porque me da la gana, fumo.

viernes, 19 de abril de 2013

Armas de mujer


I- Cuando los recursos racionales o el atractivo fallan, es el momento de apelar a la compasión ajena y a la culpa.

II- Negarlo todo, siempre, en cualquier circunstancia. Este recurso se conoce como gitanada.

III- Poner constantemente a prueba la propiedad de la ductilidad. Hasta dónde puedes retorcerlo sin que se rompa.

IV- El mejor aprecio es dar desprecio. Seguidamente, redacta una queja para elevar a alguna instancia.

V- En el ámbito de la relación con las iguales, rivalizar es un concepto confuso. Acuchillar es más claro y definitivo.

VI- El incumplimiento de la ley no exime de su ignorancia. Pero ojo al aplicar este principio, sólo funciona con agentes de la ley varones.

VII- Nunca busques el conocimiento, sólo el reconocimiento. El primero es fatigoso y peligroso, puede volverse en tu contra.

VIII- Decide qué rasero emplear con los demás y encarga para ti otro más holgado. Y si alguien se da cuenta de ello, actúa como cuando te preguntan qué talla usas o cuántos años tienes: siempre dos por debajo.

IX- En relación a los varones: tú eres la princesa que siempre te contaron que eres y ellos son estúpidos, ya se sabe; no alcanzan a comprenderte. Una especie que no usa complementos es una especie inferior.

X- Cumplir años es un handicap inevitable que debes aprender a rentabilizar: juega con la edad como argumento a tu favor para aplastar a esas jovencitas intrépidas a las que tanto odias. Y aún cuando las creas devastadas, no subestimes el instinto de tu macho.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Cada palo aguante su propia vela

Cargar el peso de tu cobardía a la espalda de tu pareja está, como mínimo, muy feo. No veo yo ahí paridad alguna. Y sin embargo a las mujeres suele gustarnos encontrar la excusa perfecta para dejar de hacer algo. No eres tú, que soy yo, pero quizás si tú no fueses tú, entonces yo podría ser yo, y otras mentiras podridas.

Llegó Jeanete y dijo aquello de soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, y abrió un filón para el resto de nosotras. Lo que no queremos ver es que aquella dulce chica no sólo tenía la cara de niña, sino también el alma, y en realidad el coraje se esconde detrás de cada palo que aguanta su propia vela. Pues eso!

miércoles, 13 de marzo de 2013

Ambrosía

Ambrosía de mi pecho,
dulce de leche
que aguarda tu boca, tu mano.

Pecho breve
que tu pensamiento abarca completo.

Trémulo espera
la mirada que lo dibuje y lo defina.

lunes, 21 de enero de 2013

Un pasillo de hotel sin nombre

Un pasillo de hotel sin nombre en una ciudad cualquiera. Al salir del ascensor y doblar la esquina espera una mujer sin rostro. Es sólo cuerpo, toda ella carne agitada por un deseo anónimo. Sus rodillas contra la moqueta, la espalda formando un arco con la pared de papel pintado contra la que restriega su pelo.

El hombre se detiene y la contempla. Enciende calmoso un cigarrillo. Con cada calada ella se consume un poco. Se inclina hacia delante y él se aparta. Lo mira suplicante. Clava sus ojos en el cigarrillo y aspira su humo como si así pudiese poseerlo.

El silencio se inflama con cada jadeo hasta que un grito ahogado se derrama por el suelo.

Al fondo del pasillo mal iluminado se abre una puerta. Frente a la escena se detiene un joven que le tiende la mano, recoloca su falda y le arregla el pelo. La besa largamente.

Mientras se alejan cogidos del brazo un cigarrillo encendido cae sobre la oscura moqueta.




jueves, 3 de enero de 2013

Necesitar o querer? Cuál es la diferencia? Dónde está el límite? Y quién lo pone, tú o yo? Qué importa ya...