Intentaron enseñarme a ser discreta. Fracasaron. Intentaron enseñarme a ver la vida de un color amable, y lo consiguieron sólo a medias. No contaban con mi obcecación y con esa tediosa manía de la realidad por vestir de oscuro.
Porque siempre hay algún cretino que viene a demostrarte con contundencia ofensiva que eso no son flores, son berzas del campo, y que todo aquello en lo que ingenuamente buscas poesía y belleza, no es más que un contratiempo para otros, o aún peor, una tontería.
Y cada vez derrotada por las pruebas, en lugar de callarme, que es lo que debiera, como no fueron capaces de enseñarme a ser discreta, lo digo alto y claro, con la absoluta convicción de que no es el problema de otros, sino mi problema.
Maravilloso. Contratiempo y tontería. ¿Y qué es el arte si no?
ResponderEliminar