Ojalá fiesta de espuma en mi bañera. Ojalá celebración de los sentidos: mi olfato jugando con lavanda fresca, mi oído divertido con el crepitar blanco, mi tacto dejándose conquistar por el calor y la humedad, a ver quién lo saca a bailar primero.
Y me siento una diosa allí dentro, reina de mi espacio, dueña de mi tiempo. Solo me falta una cosa: un dios de la espuma, compañero de juegos.
Se ha planteado, querida, que si rememora aquel momento en el que su cuerpo flotaba en fluidos y busca compañero de juegos acuáticos lo que busca es un gemelo...? Tal vez todos lo busquemos...
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