viernes, 29 de junio de 2012

Ese dulce momento

La luz estampa en mi piel los relieves de la cortina. Nuestras temperaturas han alcanzado un equilibrio perfecto entre las sábanas y la consciencia todavía dormita. Tu mano me busca y yo la incorporo a mi sueño: es grande y me recorre toda, y de pronto es una lengua de mar que lame la arena. Y yo tendida en ella, y esa cálida ola me penetra. Me lleno de mar por dentro y se me sale por la boca, y de repente es agua fresca que me espabila y me despierta. Se vuelve río rugiente que me arrastra y me posee. Me lleva hasta los rápidos, donde caigo, me precipito contigo en una cascada que brama, otra vez hasta el fondo del río; y allí de nuevo encuentro tu mano, en el plácido lecho de arena que son nuestras sábanas, de las que nunca partimos.

lunes, 25 de junio de 2012

Entre todos la mataron, y ella sola se murió

En el lugar donde yace crecerá un árbol, que se hará grande y frondoso. Sus ramas no darán frutos, porque no sabrán hacerlo. Pero, sin duda, será hermoso. El más hermoso de todos

lunes, 18 de junio de 2012

Saberse amada

Y de pronto algo me sostiene y me eleva. En un momento mi mundo se agranda, se hace más luminoso. Mi sonrisa más amplia. Quiero flotar así, junto al sol. Eternamente

sábado, 16 de junio de 2012

Para acallarlos

Vendaré mis pechos mientras te espero, para que no sangren por tu ausencia, para ahogar su quejido. Los envolveré fuerte. Así constreñidos no podrán dejarme en evidencia delante de todos, no podrán gritar tu nombre. Los amordazaré. Será el único modo de evitar que descubran mi secreto.

lunes, 11 de junio de 2012

Una espalda infinita

Que no tenga ocaso. Que se reproduzca eternamente en sinuosas curvas donde tú descanses tus ojos y tus manos.

Esa espalda no llorará jamás, solo hablará de deseo y, si acaso, de ternura. Se te ofrecerá siempre, pero no para poner distancia, sino para que te pierdas en ella.

miércoles, 6 de junio de 2012

A toda velocidad

Siempre en marcha, manteniendo el equilibrio, o tratando de hacerlo. Cuando pierdes pie, te impulsas de nuevo y retomas la pista, dándole esquinazo a los obstáculos, rodando rápido, rápido. Cuesta abajo es cuando da más miedo: sientes el viento en la cara, ves de cerca el riesgo. Y sabes que no puedes dejarte ir; habrá de ser tu mente la que controle, porque si caes, solo te amparará el cuerpo.

Y sí, estoy hablando de mí, y de ti, y de todos nosotros al mismo tiempo.

sábado, 2 de junio de 2012

Y si soy yo la que te ato a ti?

Te ato para contenerte, para domarte por una noche. Así, embridado, serás mio por más tiempo. Retendré tu deseo hasta agotarte y consumirte, hasta tu desespero.

Te contemplaré enhiesto y bravío, como un hermoso caballo de doma. El más pura raza de todos ellos.

Durante ese tiempo seré yo quien esté al mando. Y tú solo desearás una cosa: ser enteramente mio.