miércoles, 4 de septiembre de 2013

Todo y nada

Se ocultaba tras una rosa que traía para mí.  No quiso asomar. Lo justo para que yo comprendiese, y no comprendí. Nunca lo hago, esa es mi firma: la mujer que todo lo entiende sin llegar a entender.

Me prendé de su perfume, cómo no. Soy presa débil ante el olor de lo insinuado. La potencia sin acto. Todo lo imaginable, todo lo posible, y al mismo tiempo la nada. Nada. Nada hay más perfecto, dicen. Nada es lo que yo tengo. Todo y nada. Nada. Vete. Fuera de mi cabeza. Y llévate tu rosa inmarcesible.